En el año 2010 empresarios chinos y mexicanos, hicieron del conocimiento público la construcción de un centro comercial que distribuiría exclusivamente productos hechos en China. La empresa estaría ubicada en el kilómetro 3.3 de la carretera federal Cancún-Chetumal, a 18 kilómetros del centro de Cancún, Quintana Roo, México. Se trataba del Asian Market (AM), que ocuparía una superficie estimada de seis kilómetros cuadrados y que albergaría a tres mil tiendas comerciales al mayoreo, 1200 casas para empleados, una plaza cultural, tiendas, restaurantes y teatros. Éste era el gran proyecto de la segunda década del Siglo XXI, el reto era mayúsculo para los inversionistas del Asian Market, especialmente por la complejidad de insertar una cultura en otra. El Grupo China-Mex, socios inversores habían solicitado al gobierno del Estado de Quintana la autorización para la construcción del inmueble, cuya respuesta habían esperado durante casi tres años; era agosto de 2013 y se esperaba el fallo del tribunal. ¿Sería conveniente la autorización para construir el Asia Marketing? ¿Cómo repercutiría en las ventas de los centros comerciales de Cancún? Con estas condiciones, los procesos de negociación se habían iniciado con la expectativa de un resultado ganar-ganar, era el tiempo de esperar el resolutivo que los directivos de Asian Market recibirían; éste podía ser favorable o desfavorable para llevar a cabo la construcción del mega centro comercial.