El dolor se define actualmente como una percepción sensorial y emocional no placentera, con un presente o potencial daño nervioso o tisular, que se mide en función de la magnitud de ese probable perjuicio. Los pacientes con trauma tienen una combinación de efectos sumados de daño tisular, respuesta neuroendocrina, hemorragia e inflamación. Todos estos tienen la capacidad de activar las vías del dolor el cual tiene un papel primordial en la alteración de la homeocinesis en el paciente con trauma. Así, el manejo del dolor resulta indispensable para disminuir sus efectos deletéreos en el organismo, los cuales pueden incrementar la tasa de morbi-mortalidad en el paciente traumatizado […]